21 ene 2019




TIBUTO EN SANGRE, saga familiar



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Marisol Marrero Higuera, nos presenta su última novela, TRIBUTO EN SANGRE, saga familiar.

Su pluma nos regala una semilla más de la cosecha de Elías Torres. Con el trabajo de investigación plasmado en Guía Genealógica de Araya Las Cuevecitas y Malpaís. Toma como base esta rigurosa publicación y junto a su imaginación experimentada, y única, nos presenta la historia de la descendencia guanche, que llega a nuestros días.


Su magia consiste en entrelazar el tiempo desde la llegada de los castellanos, y la supervivencia del pueblo a través de la imagen de María de Adexe. Desde entonces hasta la actualidad más reciente familiar, Marisol Marrero, nos lleva por los márgenes de barrancos insulares con su especial visión de la historia, con un marcado acento femenino desgrana la convivencia de descendientes guanches.


Orgullosa del apellido Higuera, de la que es portadora. Relata cómo nace por la astucia y coraje genético de esta estirpe.


El pertenecer a los Marrero, que la unen, definitivamente con los aborígenes isleños.


La historia novelada de su rama paterna los Torres, dónde las mujeres de su linaje le trasmiten las señas de identidad más sobrenaturales, dónde aparece el romanticismo que toda buena historia tiene. Las luchas transversales de sus miembros por pertenecer a una Tierra que no les pertenece a ellos.


La especial relación con su madre, una mujer elegante, adelantada a su tiempo, con un sentido de la belleza indiscutible, que les trasmite a sus hijas. Una sensibilidad que le hace fuerte en momentos duros de emigración.


La figura paterna, como guía de su infancia, que atrapa para mostrarnos la naturaleza de un país hermoso y a la vez, al duro trabajo, que describe como un guerrero.


Marisol Marrero consigue enlazar las ramas familiares, que aportan los apellidos de sus antepasados, con los relatos que resuenan en mucho de nosotros. Porque cuenta nuestra historia, con todos los giros que ella les da. Pero nos regala, el deseo de buscar nuestra propia identidad y novelada o no, VIVIRLA.


Toñi Alonso Rodríguez





Marisol Marrero Higuera, nace en Candelaria el año 1946. Hija de Gumersindo Antonio (Daniel) Marrero Torres (Candelariero) y Felipa Higuera del Castillo (Arayera), junto a su hermana Carmín, emigra a Venezuela siendo niña.


Poeta, ensayista, narradora, profesora universitaria, socióloga y psicóloga social por la Universidad Central de Venezuela.


Es en el país andino, dónde publica toda su obra literaria proporcionándole reconocido prestigio, destacando de su larga producción los títulos:

 Desgranando la especie (1979), Gánigos (1992), Carimba (1993), Conjuros (1997), Las brujas modernas vuelan en la red (2001), Lotte von Indien, la colonia Tovar (2001), Pasiones en la niebla (2007).



2 comentarios:

  1. Crónicas del Olvido
    “TRIBUTO EN SANGRE”, DE MARISOL MARRERO

    **Alberto Hernández**

    Un entramado de voces, un tejido sanguíneo que recorre el tiempo. Un registro de nombres y apellidos, amores y perversiones revueltas entre la memoria y el olvido. La razón de ser de unas islas que flotan en pleno océano Atlántico cerca de las costas de África donde estaba asentada la cultura guanche, extirpada por conquistadores hispanos que lograron sacar de la corriente genética el acento de aquellos habitantes que ahora son otros siendo los mismos.
    “Tributo de sangre” es una novela de Marisol Marrero. Otra en la que intenta, y lo logra, desentrañar los secretos de personajes que viven en su curiosidad, que forman parte de su legado, de su herencia canaria. Marisol Marrero Higuera desbroza ese camino y se encuentra con sus antepasados, con esa gente que habla con ella en estas páginas, que vuelven como fantasmas activados por la fuerza de las palabras: la autora desteje la genealogía de Candelaria, un poblado de fe y creencias y que con el tiempo cruzó el océano y se instaló en la Séptima Isla, Venezuela, pero ese relato pertenece a otro viaje.
    Por allá, en algún rincón del recuerdo, en momentos de clara expectación, Marisol Marrero se entretuvo en la lectura con Elías Torres Meza de donde extrajo cinco siglos de rostros, matices y entonaciones para poder dar con el cuadro completo, con la fotografía donde respiran los hombres y mujeres de su linfa vital.
    De allí, de tantas sangres revueltas, proviene su color, su andar por el mundo: los canarios, los guanches, son el producto de heridas, acosos, prisiones, destrucción y construcción. Bandoleros, conquistadores, asesinos, dementes, iluminados, extraviados, caballeros y damas, trashumantes y desvestidos…todos ellos forman parte de la herencia de ese terrón que se agita cerca de África y mira con recelo muchas veces hacia el Estrecho de Gibraltar. En esa tierra abonada, sembrada en la que el pellejo de la superficie ha sido varias veces devorado por el fuego volcánico, allí, en ese paisaje, nació la gente que Marrero –ella misma- nos entrega como un reconocimiento a su existencia y a su arbitrio cultural.
    Personajes como María de Aidexe, de quien se dice primera mirada genética, el tronco familiar originario. Y de ella se desprenden encuentros y desencuentros, matrimonios, seducciones, violaciones, encarnaciones. Se podría deducir o sospechar que la señora de Aidexe fue violentada sexualmente o seducida por Jerónimo de Valdés.
    Hasta allí la frecuencia de una capa biológica reconocida: porque con el encuentro entre Juan Díaz y Juan Marrero ocurre una borradura del pasado y se inicia otro, aunque la sangre siga siendo revuelta y la misma.
    La sangre, esa inagotable familiaridad. Y fue en el Valle de Masca donde una parte de esta historia dibuja su vigencia, porque los que aún viven fijan el recuerdo en el sitio donde un volcán isleño florece en candela para darle a la Virgen de la Candelaria el calor necesario para que los canarios, los guanches, esos personajes casi mitológicos, continúen favoreciendo el canto de su vitalidad.
    Es una novela en la que nos vemos y somos todos, puesto que de alguna manera todos venimos de esas islas, que son la utopía que una vez dejaron muchos para encontrarse con otra. Y ahora de vuelta, las Islas Canarias develan las historias que una vez la niebla del tiempo ocultó.
    Esta obra revela nuestro ADN, el que lleva su autora como todos aquellos -que desde el otro lado del océano- se despojaron un rato de su clima y le aportaron a éste sangre y pasión. Una larga cadena genética que Marisol Marreo comparte con todos nosotros.

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  2. LIDIA SALAS.....Tributo en sangre, la nueva obra narrativa de Marisol Marrero indaga sobre sus antepasados en las Islas Canarias, elaborando un collage de palabras, en donde es difícil separar los hechos históricos, basados en el libro de genealogías de las familias de Candelaria escrito por Elías Torres Mesa, de la ficción expresada desde la emotividad de quien desteje olvidos arrumados durante más de 500 años, para rescatar memorias donde pueda asir sus raíces ancestrales
    El lector de esta saga familiar sabrá a través de estas páginas, la culpa de un mestizaje que explica la autora con las siguientes palabras: “Nuestra familia lleva en sí, la sangre de los conquistadores y de los conquistados, de los vencedores y de los vencidos, de los asesinos y de las víctimas y es esa contradicción insostenible la que da origen al olvido… Conocerá igualmente a María de Adexe, la madre de la estirpe familiar, quien tintura las pieles gamuzadas de sus vestiduras con el rojo de Orchilla. Nunca se deja en claro si el primer encuentro entre ella y el conquistador: Jerónimo de Valdés fue un acto de violación o de seducción. Lo que comunica interés a la historia de estos amantes, es la pasión desmedida de los encuentros eróticos y las pasiones humanas que llenan de odio y de venganzas, una relación que perdura a través de los años.
    En el recuento de las mujeres se destacan: Juana Díaz, quien al casarse con Juan Marrero, borra los estigmas de un pasado que la vincula con los guanches, pobladores originarios de las Canarias, sometidos por los conquistadores a la exclusión y humillación a sus descendientes. María López, y su hijo Juan del Carmen, quien cambia el patronímico de López por el de Higuera, en recuerdo a los amargos días de su infancia, cuando fue sometido al escarnio por ser un hijo sin padre otorgado en sacramento. Felipa Mederos con su elegante belleza y la tristeza que la empuja a enterrar su propia fotografía.
    Este libro es también un sentido homenaje al paisaje exótico de las islas, especialmente al Valle de Masca, encerrado entre riscos forjados por la lava del volcán, embellecido por las florecillas de magarza que invade las casas en ruinas, las casas sin tejas abandonadas por pleitos de tierras que se repiten a través de los siglos
    El lenguaje poético, la magia de los sueños que llena de niebla y equívocos las experiencias y hechos dan a la estructura de estas páginas un toque inolvidabl
    LIDIA SALAS

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