Isidro Castro Pestano, un malpaisero promotor del barrio lagunero de La Cuesta.
A principios del siglo XX (1900), muchos de nuestros antepasados con menos recursos económicos para afrontar la emigración a América, fundamentalmente porque carecían de tierras que aportar como “canje” a los prestamistas a cambio del dinero necesario para pagar los pasajes, y dado el empobrecimiento tan grande que sufría la población en nuestros pueblos, parte de los campesinos pobres migraron a otras zonas dentro de la isla. Comenzando así, las migraciones a los entornos urbanos de las ciudades de La Laguna y de Santa Cruz, atraídos por la expansión del sector servicios que comenzaba a fraguarse en la capital.
Entre este grupo de personas de
nuestros pueblos que migraron a la ciudad, nos encontramos a Don Isidro Castro
Pestano (Isidro de la Cruz 1854) y su esposa Rafaela Pérez "cha Rafaela Reta" que se establecieron en el barrio lagunero de La Cuesta, donde ya constan asentados en el año 1901. Lo que se acredita porque figura como suplente en las listas designadas por la Junta provincial del Censo para composición de las mesas electorales de la sección 5ª que comprendía varias zonas de la capital entre ellas la de “Camino de La Laguna” .
La Cuesta era un caserío que había surgido entorno a un mesón y que en el año 1900 apenas superaba la treintena de casas, pero que estaba en pleno desarrollo, debido fundamentalmente, a la llegada masiva de campesinos a la ciudad y a la puesta en funcionamiento del tranvía eléctrico que unía Santa Cruz con La Laguna y llegaba hasta Tacoronte, y que contaba con una parada en el barrio. Hasta ese momento, el barrio de La Cuesta era una zona rural entre ambas ciudades, cuyo desarrollo se produjo entre 1900 y 1936 cuando comenzó a crecer a ambos bordes de la carretera, según se iban urbanizando los terrenos rústicos. En estos años D. Isidro Castro Pestano se convirtió en una personas destacada y comprometida con el desarrollo de este barrio.
Fue tan rápido e importante el desarrollo de la zona que pronto contó con “alcaldía pedánea”, cargo que sabemos ocupó D. Isidro por breve tiempo en el año 1913, fundamentalmente debido a que se hicieron públicos en el periódico "El Progreso" una serie de hechos relacionados con su gestión.
EN LA CUESTA
Monterilla en acción.
Apreciables suscriptores se han
acercado a nosotros, rogándonos llamemos la atención del Sr. Tabares Bartlett,
Alcalde de la vecina Ciudad de La Laguna, sobre los continuos abusos cometidos
por el Alcalde pedáneo del Barrio de la Cuesta. Al aludido monterilla, engreído
sin duda con su nombramiento, se le ha subido el cargo a la cabeza y con demasiada
frecuencia no solo se pone en ridículo a sí mismo, sino que hace caer en el
mayor de los ridículos a la autoridad de quien depende y por quien ha sido nombrado.
Noches hace, el monterilla de la Cuesta subió a uno de los coches del tranvía y
al querérsele cobrar el pasaje, fue tal la escandalera armada, diciendo que
"a el, como Alcalde de la Cuesta, no se le podía cobrar", que a punto
estuvo de ser lanzado a la carretera, cosa que impidió un vecino abonando el
pasaje de la dicha autoridad. Al siguiente día del risible caso, presentose
nuestro buen hombre, bastón en mano y hasta dícese que invocando el nombre de D
Jose Tabares Bartlett, al Director del Tranvia Sr. Rensonnet, a quien exigió le
facilitara un pase para poder viajar libremente en los coches de la empresa.
A sus muchos desmanes puede nadie
poner coto, pues amenaza a los vecinos, bastón de mando en alto, diciéndoles
muy ufano: "En La Laguna mandara Pepe Tabares, pero lo que es de Gracia
hasta el Castillo, no hay más autoridad que yo y pobre del que me la
haga."
Al pobre desventurado en cuestión es tanto lo
que el cargo se le ha subido a los sesos, que se cree hasta con atribuciones
judiciales, penetrando en los domicilios de los vecinos que no gozan de su
gracia, a los que insulta según le venga en gana.
Recientemente le ha dado por considerar
el blanco de su autoridad a la maestra de Ia Escuela del barrio y no solo
penetra en el local escuela durante horas de clase armando alguna que otra
escandalera, sino que hasta ha prohibido que la casa-escuela (por cierto de su
propiedad y con muy males condiciones pedagógicas, como que resulta ser poco
menos que una ciudadela), pueda surtirse del agua necesaria; no solo para las
necesidades de la profesora, sino aun para la que necesiten tomar los niños que
allí acuden a recibir instrucción.
No quisiéramos entrometernos en
estas pequeñas cuestiones que afectan a la ciudad hermana, pero lo hacemos a
insistencia de diversos vecinos a quienes ya pesa demasiado la carga de la
autoridad del monterilla en cuestión, y aún más, por ser muchas las personas de
nuestro pueblo que viven en el populoso barrio y que de estos desmanes nos han
hablado.
Juzgamos que el celoso Alcalde de
La Laguna Sr. Tabares no tenga reparo en demostrar a su vecina autoridad cuan
limitadas son sus atribuciones y como el que pueda ostentar la vara depende
solo de una firma suya pues en ello iría ganando algo el mismo Sr. Tabares
Bartlett, cuya autoridad no sería puesta en ridículo por un simple alcalde de
barrio, y mucho los vecinos de la Cuesta.
A los que por ignorancia o mala fe abusan de su cargo, atribuyendosoe facultades que no le corresponden, se le debe dejar cesante, si no por otra cosa, en evitación de que ante uno de esos frecuentes atropellos , se sineta también autoridad algún vecinno y quede entonces perturbada, ante el choque de tanta autoridad, la tranquilidad de la Cuesta .
Por lo que fue cesado en el cargo cuatro días después, según publicó el periódico "El Progreso" con fecha 8 de agosto de 1913.
DE LA CUESTA
Alcalde destituido
Leemos en nuestro colega "El
Periódico Lagunero", correspondiente a su edición de ayer:
"Pensábamos ocuparnos de los continuos e insufribles desmanes que de algún
tiempo a esta parte se venían cometiendo en el populoso barrio de la Cuesta,
por el alcalde pedáneo del mismo, según ofrecimos en uno de nuestros últimos
números, pero ya resulta innecesario escribir algunas líneas que teníamos en preparación sobre el
asunto.
Nuestro Alcalde, cumpliendo como
se esperaba con su deber y en atención a los razonados cargos que sobre el monterilla
de la Cuesta hacia nuestro colega EL PROGRESO, de la capital vecina, en su
edición del 4 del corriente, tomó ayer el muy plausible acuerdo de destituir a la
autoridad cuestera, al a que de una plumada, se le ha demostrado cuan limitadas
eran sus atribuciones y cuan peligroso es que un hombre se de excesivo postín
por un cargo tan baladí y esfumable”.
Ayer recibimos un comunicado del alcalde destituido, don Isidro Castro Pestano, en el cual reconoce y niega indistintamente los cargos que se le imputan. Como quiera que ya hoy no tiene objeto su publicación, lo hemos retirado de las cajas para así dar por terminado el asunto.
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