29 ago 2016



Nombretes y apodos
Muestra de cultura popular y conocimiento familiar.


Cuando hablamos de cultura tendemos a pensar en hechos históricos, en monumentos, en obras de arte, etc… por ello pensamos que las zonas rurales y sus habitantes no tienen cultura porque carecen de esos elementos materiales. Y eso es falso, porque cultura también son los usos y costumbres populares y los pueblos de las medianías de Candelaria y sus habitantes, “los magos”, tenemos y conservamos un gran patrimonio cultural inmaterial formado por bienes morales o culturales que se han ido acumulando por tradición o herencia.


Dentro de estos usos y costumbres populares destaca el uso de los nombretes o apodos para referirnos entre nosotros. Tanto es así, que aún hoy en día, muchos vecinos y sus familias, son más conocidos por sus nombretes que por sus verdaderos apellidos.


Un nombrete es un sobrenombre que se le daba a las personas, bien por un oficio, por unas características físicas, por deformación del habla, o de un apellido, por la derivación de un apellido o del nombre de algún familiar, por un lugar de procedencia, por un animal o de manera totalmente anecdótica y casual. Los había de varios tipos, los aceptados que, en ocasiones, honraban y enorgullecían al portador y los ofensivos, aunque la mayoría se creaban desde el cariño y como un juego o un entretenimiento con el que se estrechaba la unión entre vecinos y amigosLos había que solo afectaban a una persona, o a una familia entera que se han trasmitido generación tras generación y que forman parte de la herencia ligada a un determinado apellido.


Al hablar de nombretes o apodos pensamos, erróneamente, que estos solo tienen y tenían la intención de  despreciar o ridiculizar a las personas, pero no siempre es así. Algunas veces, fueron hasta deseados porque eso significaba una forma de integración social y de ser aceptado como uno más del pueblo, llegando algunos incluso a  adoptarlos como su propio apellido. Los nombretes vienen a ser un término calificativo, que se usa y usaba para llamar o señalar a una persona de manera inequívoca, en lugar de por su propio nombre u apellido. Y más que algo despectivo, hoy en día, se consideran un tratamiento cariñoso porque es algo que viene del pasado. Por eso, generalmente, se llevan muy bien, salvo algunas personas, que sin saber o conocer bien el origen de ese nombrete familiar, no lo aceptan.


El crecimiento demográfico y los cambios económicos y sociales han hecho que la tendencia generalizada  en el uso de nombretes se haya reducido y casi vaya desapareciendo poco a poco, debido a que los más jóvenes ignoran la existencia de muchos de ellos y su uso correcto. Sin embargo, en pueblos como los nuestros, prácticamente la totalidad de la población aún los sigue usando para referirse a sus vecinos.
 Así que, en su momento, creímos que era nuestra obligación dentro del proyecto que nos habíamos marcado con la creación de esta Guía Genealógica, recoger también esa parte de la identidad de nuestros antepasados, en la medida que nos fuera transmitida bien oralmente o por medio de la consulta de documentos.  Y hemos sido agraciados por tomar esa decisión, esa identidad que el nombrete le aportaba a nuestros antepasados, muchas veces más que el propio nombre o sus apellidos, nos desveló multitud de datos sobre esas personas, que en muchos casos, nos permitieron conocer mejor a los Ciegos, al Rengo, a los Mudos, a los Mocosos, a la Reinita, a la Cagarruta, a la Colorada, al Bizco, a los Cuervos, a los Guinchos, al Guirre, a los Gatos, a los Pina, a los Marqueses, a las Geneteras, a los Barriguitas, al Músico, al Macana, a los Cubanos, a las Soliadas, a la Herniada, a la Coca, al Curita, al Popo, a los Felecos, al Gofito, a la Sorda, a la Tomata, a los Carneros, a los Ropero, a los Cacharritos, a los Barracos, a los Luís, al Sereno, al Cuco, a las Peluas, al Tornero, al Guantacarsones, al Rubio, al Rete, al Pataleta, a los Chasneros, a la Majorera y a un largo etc…



Por todo lo anterior, queremos decir que la citación de nombretes y apodos en la Guía Genealógica y  en las publicaciones de este blog se hace por motivos culturales y etnográficos y con la sana intención de dejar constancia de la mayor cantidad de datos que se han logrado reunir para el conocimiento de las generaciones futuras para agrandar nuestro patrimonio cultural, y sobre todo, con el mayor respeto, hacia las personas y sus costumbres pasadas, presentes y futuras.

 


Por lo tanto, las más sinceras disculpas a las personas que puedan sentirse ofendidas por la publicación de algún nombrete o apodo, pero no es la intención de ello ni ofender ni hacer gracia a nadie, todo lo contrario con ello se quiere rendir una muestra más de respeto a nuestros antepasados.

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"La Cagarruta"....

Este es uno de los "cuentos" más bonitos y entrañables entre los muchos que se nos han dado a conocer de nuestros antepasados. Y que ha permanecido oculto tras un nombrete que a voz de pronto podríamos considerar despectivo u ofensivo, cuando en realidad guarda un reconocimiento social a una historia de coraje y lucha por la supervivencia ante unas condiciones de vida muy duras.


"La Cagarruta" fue una niña que nació en Araya en 1860 de forma prematura, con bajo peso, muy pequeño tamaño y por la que su madre luchó con todos los medios que tuvo a su alcance para mantenerla con vida. Consiguió que sobreviviera manteniendola durante muchas semanas "calentita", ayudándose de botellas de agua caliente y mantas. Este hecho suscitó  gran curiosidad entre los familiares y vecinos que acudían frecuentemente a la casa familiar  para interesarse por la niña. Su madre al mostrarla decía:

¡ Fíjense es tan menuda que parece una "cagarruta" ! .  


Que sirva este "cuento" como una muestra de respeto hacia "la Cagarruta", sus descendientes y las muchas personas que posen un nombrete fruto de nuestra cultura popular. Y que sea un ejemplo de las muchas cosas que desconocemos y que mal interpretamos del pasado de nuestra gente.


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** Nuestro trabajo lleva como uno de sus fines la dignificación de las personas a través del conocimiento de sus antepasados. La publicación de algunos hechos que afectaron a determinadas personas de forma pública en el pasado no significará jamás un intento de desprecio, ridiculizar o burla de los mismos. 
Quizás no sepamos plasmar por escrito en este blog o en la Guía Genealógica estos hechos, pero tengan siempre presente que nuestra intención es la de rendir una muestra de respeto a nuestros antepasados a través del conocimiento.

Si cree o siente que faltamos a ello,  por favor haganoslo saber vía email, mensaje o como estime oportuno, pero haganoslo saber. 











1 comentario:

  1. Amigo Elias, tengo en gran estima tú persona y todo cuanto haces por la cultura y tradición de los pueblos. Te admiro y respeto esta gran labor que llevas a cabo en el rescate de nuestra identidad y, es verdad en cuanto a aceptar o no los nombretes y los motes y te cuento una anécdota..... cuando era yo pequeño, en el pueblo, entre los niños y magalletes, se solía hacer mucho daño a los más chicos, repitiendo hasta la eternidad sus motes con el fín de ofenderlos y, lo conseguían....... hoy, las cosas han cambiado y el mote (como bien decias antes) sirve para identificarte o asociarte a ciertas familias, como una herencia y no pasa nada pero, aún hoy se dan anécdotas..... Si hoy alguien habla contigo de un tercero y le sale junto al nombre el mote, te replica enseguida "aunque yo no se lo ha puesto". O, como me ha pasado hasta hace poco, entrevistar a treinta y tantas personas mayores y en el cuestionario había un apartado que decía Mote si lo tiene: Y ALGUNOS SE HACIAN EL SUECO, O DECIAN NO SE QUE ES ESO Y, OTROS, NO YO NO TENGO..... aún sabiéndolo nosotros; así el único que nos dijo su mote fue mi padre y mi tío Manuel (su hermano), y mi mote por parte paterna es GUINCHO y, por la materna PITERO. y ya te contare otra anécdota de mi tío Manuel y su hermano Lázaro por causa del mote.......

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